Van con su perro a un refugio de animales y la prueba de ADN les deja de piedra

Un matrimonio llevó a su perro Neo porque sospechaban que algo no terminaba de cuadrar con su mascota y descubrieron algo que no imaginaban
Van con su perro a un refugio de animales y la prueba de ADN les deja de piedra

 

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La historia de Neo ha hecho saltar las alarmas en ArizonaEstados Unidos, tras ser llevado a un refugio de animales para realizarle las pruebas de ADN. El animal fue trasladado hasta allí para ser sometido a las correspondientes pruebas de ADN por las dudas que sobrevolaban en su entorno familiar. Unos test que dejaron de piedra a todos los presentes.

El perro presenta un comportamiento extraño

En muchas ocasiones podemos dejarnos llevar por nuestras emociones y por lo enternecedor que puede resultar un pequeño cachorro de perro cuando lo recogemos. Sin embargo, una simple prueba de adn o, sencillamente, llevarlo hasta expertos que puedan reconocer el simple comportamiento de un animal o una mascota corriente puede sacarnos de duda de una forma que no esperaríamos. Es lo que le ocurrió a una pareja de Arizona que, tras años de incertidumbre, decidieron esclarecer qué le ocurría a su perro: el resultado les dejó completamente boquiabiertos.

Todo comenzó cuando un hombre descubrió un cartel en una casa que anunciaba “cachorros gratis”. Al entrar un pequeño cachorro se le abalanzó y, tras mirarle “con mirada con ojos ámbar y sus orejas alertas” cayó enamorado del animal y se lo llevó a casa. Sin embargo, conforme fueron pasando los meses todos se percataron de algo muy peculiar: Neo solo quería interactuar con su dueño.

Su apego a su dueño no era lo único extraño en el comportamiento del nuevo perro de la casa que llamó la atención de sus dueños. Según cuentan a un medio internacional de mascotas, a cualquier sitio que llevaran a su perro se hacía sus necesidades en el coche y saltaba y brincaba excitado. Además, conforme pasaban los meses quedaba cada vez más claro que Neo no tenía ningún interés en interaccionar con otros seres humanos. Eso sí, cada vez que podía se escapaba de casa para buscar a otros perros a los que oler y rastrear.

Tal fue el revuelo que provocó el perro en el vecindario buscando a otros animales que su dueño tuvo que instalar vallas especialmente altas para que su mascota no abandonara la parcela de casa. Los esfuerzos, no obstante, fueron en vano porque se dedicó a mordisquearla mientras la destrozaba.

Llevan al perro a un refugio de animales

Hartos de la situación, los padres de Neo le llevaron hasta el centro de animales Humane Society of Southern Arizona. Allí se encontraba Maureen O'Nell, una experta en animales que se percató del rechazo del perro a otros humanos. “Me acerqué a la pareja y les pregunté: sabéis que eso no es un perro, ¿no?”. Según O'Nell, respondieron que ya “se lo estaban preguntando”.



Las pruebas lo dejan claro: no es un perro

Al realizarle una prueba visual en el centro de animales, O'Nell se percató de que Neo era en realidad un lobo. Inmediatamente se pusieron en contacto con un centro especializado en ese tipo de animales salvajes llamado Wolf Connection. Aunque se trataba de una decisión muy dura, el consejo estaba claro: el dueño del 'perro' debía entregarle a un centro dedicado al cuidado de estos lobos para que el animal pudiera tener una vida feliz.

Le dije que estaba orgullosa de su decisión”, cuenta O'Nell. Y es que todo empezó a cuadrar. En realidad el motivo por el que Neo solo quería interaccionar con otros animales se debía a que estaba “buscando a su manada”. Hoy, Neo es un lobo feliz en un refugio con una nueva manada y amigos de su misma raza con los que llevar una auténtica vida de lobo.

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