El tremendo error que cometes al hacer croquetas y que puede echarlas a perder

Muy pocos se resisten a este plato que es muy sencillo de elaborar. Sin embargo, debes permanecer atento a los pequeños detalles para que salgan perfectas
El tremendo error que cometes al hacer croquetas y que puede echarlas a perder

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Es uno de los entrantes que más acogida tienen en cualquier hogar: las croquetas. Es muy complicado que no aciertes con este habitual en la mesa española. A muy pocos no le gustan, sobre todo por la gran variedad de sabores y alternativas para elaborarlas: jamón, pollo, cocido, chuletón, marisco, boletus… Al gusto del consumidor, ya que en nuestros días parece posible que exista una croqueta para cada persona. Son, por tanto, infinitas las combinaciones.

Prepararlas es muy sencillo, pero eso no significa que no pueda cometerse algún que otro fallo a la hora de cocinar croquetas. Si quieres que las tuyas sepan como las de tú abuela, las infalibles, hay un error imperdonable que jamás debes tolerar que suceda. No debes cometerlo nunca, pues el resultado final puede ser muy diferente al que te permitiría convencer a los comensales que degusten tus croquetas.



El secreto infalible está en el aceite. Hay que usar una cantidad abundante, para que este cubra las croquetas que van a ser freídas. Además, tiene que ser un aceite que cuente con una excelente calidad. Por ejemplo, el aceite de oliva virgen o el aceite de oliva alto oleico. Este último es más apropiado para las freidoras, que pueden resultar de gran ayuda a la hora de cocinar croquetas.

Es fundamental que el aceite esté bien caliente cuando pongamos las croquetas en la sartén o freidora que utilicemos para que no pierda el potencial sabor que necesitamos. Si cumplimos esta premisa, el interior de las croquetas quedará sellado y en él no entrará aceite. Así, el rebozado se dorará y quedará seco y crujiente. Pero, reiteramos, para que todo salga bien es imprescindible que no nos importe usar mucho aceite.

¿Freidora o sartén?

Las freidoras son el producto perfecto para las croquetas, pero hay que cambiar su aceite cada día. Nada de reciclarlo Además, se necesita alcanzar una temperatura de 180 grados para que el plato quede como debe ser. Su ventaja es que podemos cocinar unas cuantas croquetas a la vez, que resulta un electrodoméstico bastante limpio y que podemos controlar la temperatura.

Por otro lado, la sartén es otra alternativa pero nos obliga a controlar que las croquetas se hagan igual por todos los lados, que no se rompan y que no se quemen. Si las croquetas no se rompen y quedan cremosas por dentro, todo habrá salido bien. Además, hay que tener en cuenta que las croquetas de tamaño medio no deben estar más de uno o dos minutos friéndose. Sin olvidar que nuestra máxima preocupación es que el aceite no se enfríe.

Hay que sumergir las croquetas en aceite, sin que nos asuste pasarnos. Freírlas poco a poco, sin bajar de golpe la temperatura de forma drástica, es otro truco infalible.

Si las haces a mano, cuidado con el rebozado

Con huevo y pan rallado, corremos un riesgo elevado de que las croquetas se abran al contactar con el aceite caliente. Si las pasamos primero por harina, antes de empanarlas, reducimos el riesgo. Pero hay que ser muy cuidadosos: solo deberemos aplicar el rebozado una vez. Si este es muy grueso, las croquetas que obtendremos no serán perfectas. Hay que buscar algo fino, a la par que firme y crujiente.

La bechamel, otro ‘riesgo’

Una clave más para lograr unas croquetas triunfadoras. El secreto está en las vueltas que le demos a la salsa. Tenemos que conseguir una masa cremosa y consistente, sin grumos y sabrosa. Según de que sean las croquetas, la bechamel deberá ser más o menos espesa o más o menos clara.

Todo tiene que estar con una temperatura elevada: aunque haya que ir progresivamente, lo fundamental es que nada se enfríe. Además, no hay que cocer demasiado la masa y debemos calcular bien la harina. Si dejamos enfriar la bechamel en la nevera, esta se solidificará y ya podremos formar las croquetas.

Con estas indicaciones, seguro que tus croquetas consiguen el visto bueno de cualquiera que las pruebe. Es fácil hacerlas, pero merece la pena tener claro qué hacer y qué no para que el resultado sea óptimo y tu abuela pueda sentirse orgullosa de ti.

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