La imparable evolución artística de Olivia Rodrigo: de chica Disney al arrollador éxito de 'Sour'

En menos de medio año conseguía dos números uno con temas debut y, ahora, celebra un año de su primer álbum. Así ha sido su camino hasta alcanzar la fam
La imparable evolución artística de Olivia Rodrigo: de chica Disney al arrollador éxito de 'Sour'

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A pesar del corto camino que lleva en el mundo de la música, Olivia Rodrigo es parte ya de la historia de una industria que tenía un hueco perfecto para ella. Nadie antes en la historia de la música había conseguido dos números unos seguidos en Estados Unidos con otros tantos 'singles' antes de que se lanzara el disco que los contiene, tal y como ella consiguió hace casi un año. En enero de 2021 lanzaba 'Drivers License', un tema con el que no tardaba en colocarse como número 1 en la lista de Billboard. El mismo lugar en el que se situaba, meses más tarde, 'Goo 4 U', su último sencillo, lanzado hace apenas dos semanas -antes de que viera la luz su disco completo, 'Sour'-. Ahora, habla justamente de ese álbum con el que emprendió su carrera y que celebra su primer aniversario.

Si a estas alturas hay alguien que no sepa quien es, debe vivir en otra dimensión. Porque desde 2021, el salto que ha dado ha sido espectacular. Tanto esos dos temas como 'Deja vu', que se convirtió en una sensación en Tik Tok, han sonado sin parar y han provocado que se convierta en una más de todas esas estrellas virales que brillan en el firmamento musical a escala internacional. Aunque quizás no todo el mundo que ha quedado prendado por sus melodías sabe la historia que tiende detrás. Cómo ha llegado hasta hacerse un hueco en la industria.




Llegada al mundo en Temecula, en el estado norteamericano de California, Olivia nació en el seno de la familia multirracial: su padre es de ascendencia filipina y su madre tiene ancestros alemanes e irlandeses. Así que, con esa mezcla se sangre en sus venas, no es de extrañar que cuente con una belleza exótica que no tardó en cautivar a los responsables de los 'castings' de las producciones audiovisuales y anuncios de los que ha formado parte. Empezando por esa aparición en una publicidad en la pequeña pantalla para la marca de ropa y accesorios Old Navy cuando apenas tenía 10 años.

Unos primeros pasos delante de las cámaras y los focos que no pasaron desapercibidos en la industria y, a los 12 años, se convertía en la protagonista de la película 'An American Girl: Grace Stirs Up Success', el paso previo antes de aterrizar en la factoría Disney. Sí, como Demi Lovato, Miley Cyrus, Hilary Duff o Selena Gomez, ella también forma parte de ese exclusivo 'club' de Chicas Disney que han reorientado sus carreras, una vez han superado la etapa de la adolescencia, hacia el terreno musical. Una etiqueta que, en su caso, viene marcada por formar parte de los repartos de 'Bizaardvark' y 'High School Musical', el musical: la serie'.



La historia de un corazón roto

Hasta aquí su carrera profesional, porque con su juventud y con su carrera musical en estado de construcción, lo cierto es que lo llamativo es que haya sido capaz de alcanzar dos números 1 con canciones debut. Y precisamente el primero de esos temas lanzados, 'Drivers License', es donde ofrecía una pista que nos permite enlazar con su esfera sentimental -lo poquísimo que ha dejado al descubierto-. Porque, a pesar de haber seguido un patrón muy similar al de Selena, Miley o Demi, en su caso -y quizás porque no le haya dado tiempo suficiente-, los romances que se le conocen o que se le han atribuido son escasos.




"Cuando creé 'Drivers License' estaba pasando por una ruptura que era muy confusa y muy polifacética. Poner todos esos sentimientos en una canción hizo que todo fuese más simple y claro, al final del día creo que ese es el verdadero objetivo de componer. No hay nada como sentarse al piano en mi habitación y escribir una canción realmente triste. Es mi cosa favorita en el mundo", revelaba poco después del lanzamiento de un tema que no pocos asociaron que iba dirigido a su compañero en 'High School Musical' Joshua Bassett.

Y lo cierto es que ambos jugaron al despiste usando este gancho. Él no dudó en comentarle al lado del videoclip en sus redes sociales: "Supongo que no decías en serio lo que dijiste en esa canción sobre mí". Las alarmas ya estaban encendidas. Sin embargo, ella, con un talante más propio de alguien con veteranía, respondió de una manera muy ambigua en una entrevista con la revista 'Billboard': "Entiendo que la gente tenga curiosidad por los detalles o sobre quién y qué es la canción, pero para mí eso es lo mejor importante. A la gente le llega por lo emotiva que es y creo que lo demás no es importante".

El trabajo como hilo de su vida

Más allá de su corazón, para darse cuenta de cómo se ha convertido en una auténtica estrella que se ha fabricado a sí misma, podemos echar un vistazo en esas redes sociales en las que el terreno profesional tiene un predominio claro. Quizás por eso haya tenido cintura fina a la hora de esquivar las preguntas sobre su intimidad. Imágenes de sus videoclips, referencias a sus éxitos, fotos de los reportajes que las cabeceras le han realizado como artista del momento...




Todo ello conforma el contenido que ofrece a una comunidad virtual que crece a pasos agigantados. Y lo mejor para ejemplificarlos son los datos puros. En Instagram, la fuente principal a la que acude la gente para conocer al artista en una faceta algo más íntima, ya acumula más de 10 millones de seguidores. En Spotify ya roza los 44 millones de oyentes mensuales, una auténtica barbaridad si se tiene en cuenta que no hace ni medio año que sus letras se escuchan a lo largo y ancho del mundo. Con esas dos plataformas como máximos activos, está construyendo un imperio. Una imagen. Una huella que espera sea indeleble en la historia de la música.


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